El Deísmo es la creencia de que un ser inteligente creó el mundo, pero que este ya no está involucrado con el mundo o interviene en los asuntos de las personas. Según el Deísmo, un ser que podría ser llamado “Dios” creó el mundo y lo puso en marcha. Pero después de la creación del mundo y darle las leyes naturales que necesitaba para funcionar, este Dios abandonó al mundo lo cual le permite funcionar por sí solo. Este Dios, que no debe entenderse como el Dios personal del cristianismo, es como un amo ausente o un relojero que ya no tiene ningún interés en el reloj que creó.
Los deístas típicamente también tienden a rechazar los eventos sobrenaturales (milagros, profecías, etc.) y a afirmar que Dios no interfiere en la vida de los humanos y las leyes del universo. Por ello, a menudo utilizan la analogía de Dios como un relojero. Lo que para las religiones organizadas son revelaciones divinas y libros sagrados, la mayoría de deístas entiende como interpretaciones inventadas por otros seres humanos, más que como fuentes autorizadas. Los deístas creen que el mayor don divino a la humanidad no es la religión, sino la habilidad de razonar.
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